Cinco años

Pequeños y grandes fantasmas
deambulaban por el ambiente
llenándolo de recuerdos
y de un aroma demasiado familiar
como para poder ignorarlo.
Iban y venían a toda hora
surgiendo de una canción
o de una frase inventada.
Aunque no lo quería
los escuchaba constantemente,
jamás volvió el silencio
desde que el primero de ellos
se animó a presentarse ante mi
cubierto de olvido
y con mil historias para contarme.

A ellos imitaba cuando no había solución,
me desvanecía en el aire
tomando cada cuerpo
como si fuera el mío.

Volviendo a los fantasmas
algo queda por decir:
Fui uno de ellos.
Sé que solo intentaban enseñarme
que de recuerdos no se vive...
Pero eso es algo que nunca recuerdo.