sábado, julio 07, 2007

Noble taquicardia.

Eras mía
tan mía como el viento,
otro ángel caído
abrazando el carnaval.
Eras un antojo
al morir la noche,
lluvia de verano
debajo de las sábanas.
Eras inocente
nadando en un espejismo,
testigo de lujo
en un caso cerrado.
Eras un hada
en la noche de San Juan,
más que un sueño
un dulce despertar.
Eras mi mejor mentira;
andaba despistado,
pregonando alegremente
defraudar al destino.

Era ya un presagio
que fueras desterrada,
tanta belleza no sobrevive
a la corrupción de los celos.