jueves, diciembre 07, 2006

Agua.

Cuando enfrentaron el dilema
lo resolvieron con desdén
y escrúpulos postizos.
Al momento del alegato
sobraban los motivos
y no dejaron de lado
un silencio cómplice.

Es indiscutible,
el vacío ulterior
es solo otra escena
de una comedia perecedera,
que se sacude sin ritmo
en la rosa de los vientos.

Ahora que el sosiego
aturde amargamente,
un llanto sedicioso
ya no me sorprende
en una noche impertinente
de un martes cualquiera.

Y ahí está la muerte
a tres cuadras,
avizorando el sur
con su ignominia infalible.
Contemplándola
al final lo sabré:
Todo rayo tiene su belleza
por más fulminante que sea.